más allá de las palabras.
Una conversación perfecta
entre labios y lenguas.
Como si solo los besos
supiesen de lo que hablaban,
cuando los tímidos labios
prescinden de las palabras.
Se entendían las sonrisas,
los silencios, las paradas.
Se entendían los suspiros
como si fueran miradas.
¡Qué claridad repentina
en mi mente despertaba!
¿Quién, con este idioma,
prefiere conversar nada?
Así es como han de hablar los labios
cuando nadie los reclama.
(12-2-2012)
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